miércoles, 19 de marzo de 2014

RADIO E INTERNET

El futuro de la radio
La invención del viejo invento de Bell, el teléfono, en 1876, la radio de Marconi en 1898, son solo algunos inventos que demuestran el núcleo de los avances tecnológicos en la electrónica y que hasta apenas en la década de los sesenta se le dio difusión.
Ahora, estamos viviendo el boom del Internet, de la supercarretera de la información, tecnología que aún presenta algunos problemas, que con el tiempo, y con toda seguridad, se van a superar. Internet habla de globalización, de un mundo interconectado.
La aparición del Internet hizo realidad las comunicaciones instantáneas a través del globo terrestre, ahora al nivel de la comunicación individual. Los medios de comunicación han rebasado fronteras, ahora sí están en “todos lados”, ya que son capaces de dar la sensación de la ilusión global. Las extensiones de la conciencia humana se están proyectando hacia el medio de todo el mundo a través de la electrónica, empujando a la sociedad hacia un futuro computarizado. Internet no conoce fronteras.
Desde hace 38 años, Marshall McLuhan (1962) hablaba de una “aldea global” con el objetivo de explicar la homogenización cultural. Hoy se puede decir que la “aldea global” de Mc Luhan es en realidad una metrópoli en donde es posible convivir en un espacio reducido, sin necesidad de encontrarse cara a cara con el interlocutor. En esta “aldea” se puede tener una existencia “en línea”, contactarnos con las personas que comparten intereses similares a los nuestros y separamos de nuestra carretera al resto de los individuos.
Los medios forman y deforman nuestra conciencia y promueven una visión cosmopolita del mundo. De igual manera se puede constatar que la red es un medio de aceleración –su reto es el tiempo— y al mismo tiempo constituye una memoria electrónica del mundo y una biblioteca digital en esta era de la información.

Los medios electrónicos están ganando mucho más terreno que los escritos, lo que ha llevado a éstos a instalarse en la red. Este es una de los grandes cambios a nivel mundial que están teniendo los medios de comunicación, para no quedar rezagados.
Por eso, hoy el futuro inmediato de la radio atraviesa por el proceso de digitalización. El paso de lo analógico a lo digital es un paso lógico, coherente con el devenir del medio y más que revolución tecnológica se debe de hablar de evolución.
La radio, ante la llegada y la expansión de las nuevas tecnologías que permite, por un lado, la interacción y por otro la reelaboración de los mensajes, entra a una nueva fase al transformarse de nacional a internacional, gracias a las redes de comunicación, donde se eliminan las fronteras nacionales y la radio no tiene límites. Una radio sin fronteras, multifacética. Una radio cuya historia data de hace más de un siglo y que surgió de la necesidad que tiene el hombre de comunicarse en todas sus formas. Se puede decir que la radio fue un hecho buscado con el fin de lograr informarse, y no sólo para dar entretenimiento y diversión. La radio se ha desarrollado como parte de la historia del mundo, inclusive ha fungido como impulsora de eventos políticos, culturales y sociales de gran trascendencia.
Hoy, la radio vuelve a despegar y a ganar terreno, a expanderse más rápido por la facilidad de transmitirse, frente a otros medios electrónicos.
La radio entró por la puerta grande al ciberespacio, ya no está únicamente en el aparato receptor ahora la encontramos ya en la computadora. La radio pasó de ser unimedio –solo interviene el sonido—a multimedio, ya que ahora ofrece otros servicios. Los soportes se están multiplicando, no se sustituyen unos a otros, se complementan
Ahora los procesos de producción se están modificando, los productos de la radio están dejando de ser perecederos, efímeros, como en la radio tradicional. El Internet está deteniendo la fugacidad de la radio, le está dando otro orden, otro tiempo, otra sincronía, otra secuencia narrativa. La característica de la radio tradicional del aquí y el ahora se está modificando en la radio por Internet ,con el consumo diacrónico que se está haciendo en el ciberespacio, se puede escuchar radio de manera diferida, es decir en otros tiempos y de una manera selectiva.
La red, por un lado, está ayudando a especializar y diversificar los contenidos y productos de la radio y por el otro está dándole a la radio otro ritmo de producción y de distribución al que estamos acostumbrados, al tiempo real y directo.
La radio colocada en el ciberespacio tiene un alcance inimaginable, hasta ahora imposible de medir ya que todavía tiene mucho camino por delante y lo mejor es que montar un estudio radiofónico para iniciar un webcast (transmitir por Internet) es relativamente fácil, solo se necesita: computadora, tarjeta de audio, conexión a Internet, sitio web, software de real networks, mezcladora de audio, micrófono, reproductor de CD, audífonos, cables, convertidores y mucha creatividad, con esto se puede hacer llegar por la red a millones de personas en el mundo.
                                                               Elizabeth Rodríguez Montiel Dra. En Diseño 

sábado, 25 de mayo de 2013

LA TRANSMISIÓN ELÉCTRICA DE MENSAJES

LA TRANSMISIÓN ELÉCTRICA DE MENSAJES

La invención del telégrafo eléctrico en 1837 estableció por primera vez la posibilidad de la comunicación a distancia en forma instantánea.

El telégrafo inauguraba un nuevo esquema técnico de comunicación a distancia basado en la transmisión de impulsos eléctricos. Un fructífero árbol técnico del cual, en sus poco más de 150 años de existencia, nacieron sucesivamente el telégrafo, el teléfono, la radiodifusión, la televisión y las redes telemáticas, es decir, el encuentro de las telecomunicaciones y la informática. Un fenómeno muy reciente en la historia de la humanidad, cuyo desarrollo se realizó a un ritmo desconocido hasta ahora y sin el cual no es posible imaginar la organización social contemporánea.



La transmisión eléctrica de mensajes, al margen de su importante repercusión sobre la actividad mercantil de la época, contribuyó al desarrollo de las agencias de noticias que habían germinado alrededor del florecimiento de la prensa de masas a partir de la década de 1830.

Gracias a las agencias, los diarios podían tener un acceso rápido y barato a informaciones provenientes de sitios distantes. La rapidez en llegar al público se convirtió en un factor importante para valorar el interés de una noticia. El contenido de las publicaciones fue adquiriendo un carácter menos local y más mundano. Simplificando mucho se puede decir que las agencias hicieron que la prensa se acercara a lo lejano y se alejara de lo cercano.

Esta rapidez tardó algo más en llegar a esta parte del mundo. El camino de las noticias de hechos sucedidos en el otro lado del océano continuó siendo lento y tortuoso durante algunas décadas más.
Las noticias de Europa tardaban semanas en llegar a la Argentina, en ocasiones incluso meses. Así es que cuando apareció La Prensa, en 1869, la mayor parte de la información era de origen nacional. El diario La Nación. fundado por Bartolomé Mitre en 1870, se abonó a los servicios de las agencias de noticias y además comenzó a integrar una red de corresponsales en el extranjero. Aún así, durante varios años las noticias internacionales siguieron llegando con mucho retraso.

La invención del teléfono, en 1876, supuso un salto trascendente en la historia de la comunicación. El teléfono, mediante la transmisión eléctrica del sonido, abrió la posibilidad de que dos interlocutores situados en lugares distantes conversaran desafiando las barreras del espacio, haciendo realidad antiguas utopías científicas.



El gramófono o máquina de discos que inventó el alemán Emile Berliner en 1888, y el fonógrafo musical de Thomas Alva Edison, que empezó a comercializarse a mediados de la década de 1890, representan un hito fundacional en la historia de las tecnologías de la comunicación Por primera vez entraba en el ámbito doméstico una máquina de comunicar destinada exclusiva­mente al entretenimiento.



El aparato de discos no tardó en alcanzar una gran popularidad. En 1920, año de la entrada en funcionamiento en los Estados Unidos de la primera emisora comercial de radio, en la mitad de los hogares norteamericanos había un fonógrafo, convertido en el segundo medio de comunicación de masas en importancia, después de la prensa.  




En 1887, el físico alemán Heinrich Hertz construyó un aparato que podía producir y detectar ondas electromagnéticas capaces de propagarse en el aire. Al cabo de los años, este principio técnico fue aprovechado para transmitir sonidos e imágenes a istancia. El primer paso fue la invención de la telegrafía sin hilos, puesta a punto por Guillermo Marconi (1874-1937) entre 1894 y 1897, que permitía enviar y recibir a distancia mensajes en código Morse a través de ondas hertzianas.

Siguiendo el aliento del telégrafo sin hilos, la investigación técnica continuaba avanzando. La próxima etapa era la transmisión inalámbrica de la voz humana. Este objetivo empezó a hacerse realidad a finales de 1906 gracias a la invención del tubo de vacío (o válvula), punto de partida de la electrónica.

Desde 1906 hasta 1920, en los Estados Unidos se desarrolló el uso de la radio como medio de comunicación punto a punto, abierto a todos, instantáneo, gratuito y sin restricciones para miles de radioaficionados poseedores de diferentes tipos de aparatos receptores y emisores (en Morse o sonoros), construidos por ellos mismos.


Paulatinamente, las prácticas de los radioaficionados (y los intereses comerciales de los fabricantes) fueron desplazando el uso hacia la difusión, forma que terminó por imponerse, dando nacimiento a uno de los pilares básicos de la sociedad de masas

A partir de 1922, surgieron cientos de emisoras de radio a lo largo y ancho de los Estados Unidos. Música, boletines de noticias informativos, retransmisiones deportivas, conferencias, servicios religiosos, discursos políticos y obras teatrales entraban por primera vez en el hogar. El impacto fue inmediato. En sólo tres años, entre 1922 y 1925, el número de receptores de radio pasó de 400.000 a 4.000.000. En 1930, los aparatos instalados eran 13.000.000 y en 1935 alcanzaban 30.500.000, lo que significaba casi un receptor por hogar.





En un abrir y cerrar de ojos, el receptor de radio reemplazó al fonógrafo como cen­tro de atención del ocio familiar. Los editores de prensa, en un primer momento, pensaron que la radio también terminaría por hacer desaparecer los diarios, pesimismo que no tardó en demostrarse injustificado. De hecho, entre 1920 y 1950 el número de diarios por hogar se mantuvo estable.

No obstante, la competencia de la radio tuvo consecuencias directas en la prensa diaria, la cual se vio obligada a cambiar el modo de enfocar las noticias. El valor de lo inmediato dejó paso, a partir de entonces, a una mayor atención en la interpretación de los acontecimientos.

La radiodifusión impulsó transformaciones importantes en el uso del tiempo libre y representó un vehículo fundamental para la integración social de amplias capas de la po­blación. Gracias a la radio, millones de personas podían escuchar simultáneamente las mismas noticias y los mismos anuncios publi­citarios, bailar las mismas canciones, emocionarse con los mismos melodramas* o reírse con los mismos chistes. La radio estimulaba de este modo el sentimiento de pertenencia a la comunidad y homogeneizaba la vida cultural y comercial en un marco de controlado pluralismo, cuando no era utilizada, llana y sencillamente, como arma de propaganda política en períodos de crisis y guerra, en especial por los regímenes totalitarios.



Uno de los mayores problemas que se plantearon al inicio de la radiodifusión fue la financiación de las emisiones. En los Estados Unidos, tras algunos años de intensos y controvertidos debates, la solución que terminó por imponerse fue la inclusión de publicidad comercial. Modelo que antes o después terminó por adoptarse en casi todos los países del mundo. Entre ellos, la Argentina. De este modo, la publicidad se convirtió en uno de los ejes de la programación radiofónica.


Fuente: La lengua en los medios de comunicación  Débora M. Chomski - Diego Levis, Kapelusz

viernes, 24 de mayo de 2013

LA HISTORIA DE LOS MEDIOS LA IMPRENTA

 LA IMPRENTA

 Hasta la invención de la escritura, hace  alrededor de 5000 años en el ámbito de la cultura sumeria, la transmisión de  la información estaba tecnológicamente limitada a la voz humana, la vista, el  oído y la precisión de la memoria de los interlocutores.La escritura  derribó estas barreras y abrió la posibilidad de transmitir mensajes a través del espacio y el tiempo.




La palabra escrita estableció una memoria fija y externa, en cierto  sentido opuesta a la memoria variable de cada  individuo, única posible  hasta ese momento. Como extensión de la memoria, la escritura amplió el volumen de lo que un ser humano  podía pensar y recordar en la adquisición de conocimientos, así como su capacidad como transmisor de información.

El dominio de  la escritura, reservado inicialmente sólo a escribas, juristas y sacerdotes, se utilizó  durante siglos como instrumento para extender  y consolidar las estructuras de poder (religioso, político, económico, etc.).  La imprenta de  tipos móviles de metal, inventada por Johannes Gutenberg en 1450, representó un paso trascendental para la difusión de la escritura como medio de comunicación e información, y su definitiva consolidación como técnica de fijación y transmisión del conocimiento. 



El nuevo sistema  mecánico de impresión se expandió  velozmente. En menos de treinta años se habían instalado imprentas en la mayor parte  de los países europeos. Un proceso que precedió en  pocos años la expansión de las fronteras de la civilización  europea hacia Occidente (Colón, conquista y colonización de América 1492) y hacia  Oriente (Vasco da Gama 1497). La impresión mecánica facilitó los intercambios comerciales e impulsó la circulación de las ideas y las personas. 




Resulta difícil  imaginar los grandes cambios  de la vida política, económica, social y cultural que conoció la sociedad europea a partir del siglo XV sin la imprenta. La imprenta también afectó  la forma de escribir, los primeros editores necesitaron estandarizar la puntuación, inventar  tipos de letras y reducir los libros a tamaños y formas apropiadas  para el mercado que empezaba  a extenderse.

El libro impreso, primer producto cultural fabricado en serie, favoreció  la difusión del saber fuera del 
estrecho  ámbito de la Iglesia en el que había permanecido durante la Edad Media, Permitió recuperar testimonios escritos de la civilización  grecorromana y otras civilizaciones antiguas  conservadas en viejos manuscritos y pronto llego a ser vehículo privilegiado para dar a conocer  los avances técnicos y científicos como también difundir nuevas ideas. El libro además  fomento la creación literaria.
Fuente: La lengua en los medios de comunicación Débora M Chomski- Diego Levis. Kapelusz




Fuente: La lengua en los medios de comunicación  Débora M. Chomski - Diego Levis, Kapelusz

LA PRENSA ESCRITA

                   LOS PRIMEROS DIARIOS

La conquista de América y la apertura de nuevas vías marítimas hacia Oriente
Impulsaron el comercio europeo durante el siglo XVI. El crecimiento de los intercambios mercantiles –una de las bases principales para la Revolución Industrial- generó un rápido aumento de las necesidades de información.
En respuesta a esta demanda se publicaron en Alemania, Holanda, Francia e Inglaterra  las primeras  gacetas periódicas de noticias.
La industria de la información comenzaba a balbucear sus primeras palabras.
El primer diario se publicó  en la ciudad alemana de Leipzig en 1660.
Durante el siglo XVIII , la prensa diaria comenzó a crecer con impulso, coincidiendo con el inicio de la Revolución Industrial.
En este  período los diarios se convirtieron  en una fuente importante de noticias rápidas y regulares imprescindibles para el desarrollo de la actividad  mercantil.

Alrededor de la prensa comenzó a surgir un público cuyo interés no se limitaba sólo a informaciones relacionadas con los intercambios comerciales. Estos lectores provenientes de la nueva burguesía urbana buscaban contenidos  más variados. En respuesta a esta inquietud los  diarios comenzaron a incluir noticias políticas y  culturales, comentarios, ensayos y otro tipo de textos literarios. Así poco a poco  fue adquiriendo los rasgos que con el tiempo permitieron a la prensa llegar a ser un protagonista influyente de la vida pública.



La profunda transformación en la organización política y social de la  época no podía dejar de tener consecuencias en la evolución  de la comunicación social. Y es así  que en 1789 con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano promulgada por la Revolución Francesa reconocía por primera vez la libertad de expresión. Dos años después la primera enmienda de la Constitución de los Estados Unidos garantizaba la libertad de  prensa.
El 3 de diciembre de 1833 aparece el New York Sun, el primer diario popular de Estados Unidos y antecesor directo de la prensa de masas. (En 1837 el Sun tenía una tirada de 30.000 ejemplares). Este tipo de prensa se vio  favorecida por la escolarización generalizada  de la población en el marco del rápido proceso de urbanización que acompañó a la Revolución Industrial.




A lo largo del siglo XIX, sucesivas innovaciones tecnológicas en el campo de  la impresión  (prensa a vapor, rotativas, linotipias), y de la fabricación de  papel (mecanización, producción de pasta de papel por medios químicos) sumado a los altos niveles de alfabetización conseguidos a finales del siglo, los países industrializados propiciaron un incremento considerable  en la circulación de la prensa.
Durante las primeras décadas del siglo XX, varios periódicos de  Estados unidos, Francia y Gran Bretaña alcanzaban  tiradas  que sobrepasaban  los 200.000 y  300.000  ejemplares. Había llegado la hora de la prensa de masas.

En argentina se repitió el mismo fenómeno. El Diario la  Prensa que  había nacido en  1869 tenía una difusión de 180.000 ejemplares en 1914 y de  745.000 en 1935,  mientras que el diario Crítica fundado por el uruguayo Natalio Botana alcanzaba en la misma  época tiradas de 300.000 ejemplares.



Fuente: La lengua en los medios de comunicación  Débora M. Chomski - Diego Levis, Kapelusz